Una figurilla humana tipo Mezcala, fragmentos de
brasero procedente de alrededor el años 700 d.C., cerámica Olmeca y
Preolmeca de los años 1000 y 1200 a.C., así como restos óseos, fueron
hallados en una cueva del municipio de Cocula, al norte de Chilpancingo,
en Guerrero.
El descubrimiento se suscitó durante las obras de
mantenimiento de un camino, en un páramo llamado Oxtotenco, en las
afueras de la comunidad de Atzcala, informó el Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH) en un comunicado.
Por la
diversidad de objetos encontrados, los especialistas deducen que el
lugar tuvo distintas ocupaciones y fue un sitio de culto funerario, pues
las cerámicas halladas corresponden a dos etapas diferentes de la
civilización Olmeca, mientras que otras piezas revelan la presencia de
grupos de tradición Mezcala, indicó.
El arqueólogo Miguel Pérez
Negrete destacó el hallazgo de la figurilla tipo Mezcala, que se
conserva completa, pues de estas esculturas esquemáticas y pequeñas
hechas de piedra sólo se han encontrado una decena en los últimos 10
años.
La cultura Mezcala se asentó a lo largo del Río Balsas,
hasta porciones limítrofes del actual estado de Guerrero, la cual se ha
identificado principalmente por su estilo arquitectónico y figurillas
antropomorfas.
De la pieza hallada recientemente, al igual que
las demás, no se distingue el sexo, pero se diferencia por tener ojos
redondos como puntos, en lugar de rasgados.
Pérez recordó que a
principios de los 80 del siglo pasado se localizaron fragmentos de siete
piezas en Xalitla; entre 2005 y 2007, cuatro en Mezcala y Atzcala, y
finalmente la escultura completa que se descubrió en la cueva.
Junto
a la figurilla se encontró cerámica Blanco Granular, caracterizada por
ser muy arenosa, del 700 d.C., aproximadamente, también fragmentos de
braseros que resultan evidencia de actividades rituales, pues eran
usados antiguamente para quemar copal y realizar ceremonias.
Manifestó
que con estos se reitera el papel sagrado de las cuevas entre las
culturas prehispánicas. La cavidad donde se hicieron los descubrimientos
es de 2.4 metros de profundidad y 5.0 de diámetro.
Sobre las
evidencias preolmecas, el arqueólogo detalló que se tratan de fragmentos
de cajetes bruñidos, negros y cerámicas rojas decoradas con patrones de
puntos, en tanto que las olmecas son cajetes de color blanco bruñido
con incisiones en los bordes y fondos.
Sobre los restos óseos
humanos, refirió que están fragmentados y todavía no se sabe a qué época
pertenecen, aunque posiblemente sean de tiempos olmecas, por la
cerámica asociada a ellos.
En el rescate arqueológico participan,
además de Pérez, los arqueólogos Jorge Alberto Hernández y Antonio
Hermosillo Worley, con el apoyo de Guadalupe Dionisio y personas de la
comunidad de Atzcala que se interesaron en la conservación de su
patrimonio arqueológico.
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Arqueólogos Miguel Pérez Negrete, Jorge Alberto Hernández, Antonio Hermosillo Worley y Guadalupe Dionisio: dónde está el cráneo? Hay cerámica pero no hay cráneos.
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