Gallery

header ads

Desarma Aguirre conflicto creado en Xaltianguis por torpeza de Walton; regularizará a autodefensa

Palabras Mayores

Por Jorge Romero Rendón

El reciente surgimiento de un grupo de autodefensa en Xaltianguis se convirtió en un conflicto social innecesario por la torpe actuación del alcalde de Acapulco, Luis Walton. Por eso tuvo que intervenir el gobernador Ángel Aguirre Rivero, quien ofreció respeto y dio garantías a los policías ciudadanos, y organizó ayer una asamblea pública a la que acudió la población en masa para plantear demandas que fueron resueltas positivamente.
La de ayer fue una doble lección sobre lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer políticamente en estos tiempos complicados por la inseguridad, la pobreza y el surgimiento de conflictos sociales de la noche a la mañana.
La situación estaba muy clara: ante la inseguridad manifiesta en la zona rural de Acapulco, ciudadanos de diversas comunidades de Xaltianguis se organizaron para constituirse en un grupo de autodefensa, afiliado a la UPOEG de Bruno Plácido, para vigilar esa zona, cuidar a sus familias e impedir que grupos criminales siguieran acosando a la población.
El problema es que el tema de la inseguridad –como el desabasto de agua y los malos servicios, o la falta de transparencia- ha sido justamente el Talón de Aquiles del alcalde Walton Aburto, quien NO ha podido poner en marcha ninguna estrategia propia de seguridad pública en el municipio de Acapulco, y ha dejado el asunto en manos del estado y de las fuerzas federales.
Peor aún, Walton NO entendió la dinámica de los grupos de autodefensa, por lo que primero los criticó y luego trató de pactar con ellos en condiciones equivocadas, dando pie al endurecimiento de las fuerzas federales, de tal manera que la población de Xaltianguis se indignó y exigió la intervención del gobernador, pues declararon su decisión de no desarmarse, pues desconfían de la policía municipal y de Walton.
El descontento de la población se estaba convirtiendo ya en un conflicto social, por lo que el gobernador solicitó al comisario municipal, a la UPOEG y a los mandos de la Policía Federal que se avinieran a participar en una asamblea pública dirigida por el propio Aguirre, para apaciguar a la gente y darle garantías a la población de que serían escuchados.

Acuerdos en asamblea ciudadana…

Pero no solo eso. Ayer el mediodía, cuando el gimnasio de Xaltianguis estaba ya abarrotado de gente, representantes ciudadanos justificaron a sus policías civiles, argumentando que con la autodefensa “queremos volver a sentirnos seguros, queremos poder volver a caminar por las calles en las noches y que los comercios puedan trabajar normalmente”. Es decir, demandaron seguridad y expresaron su voto de confianza a la autodefensa, por lo que quedó clara la voluntad ciudadana de mantener a sus policías.
El gobernador Aguirre escuchó esas y otras demandas, para las que tomó como acuerdos tres soluciones inmediatas:
Primero, reconocer a la autodefensa de Xaltianguis como parte del Sistema de Seguridad Ciudadana –haciendo extensivo a ese grupo los acuerdos firmados con Bruno Plácido, de la UPOEG hace dos meses-, dotarlos de uniformes y equipamiento –sus elementos, allí presentes, llevaban puestos ya los uniformes-, y brindarles garantías de respeto y coordinación con las fuerzas federales, estatales y municipales. Incluso los avances serán evaluados en otra reunión a la que convocó para dentro de 15 días.
Segundo, atender de inmediato las demandas de obras de la población local, como la rehabilitación de su centro de salud, la terminación del Puente del “Loco”, e incluso la pavimentación de algunas calles –tema del que malamente se deslindó Walton-, financiamiento de proyectos productivos y el apoyo gubernamental para demandas subsiguientes.
Y tercero, en contrapartida, Aguirre Rivero demandó que la UPOEG registre, depure e informe sobre las listas de sus integrantes, empezando con los de Xaltianguis, para que sean a su vez registrados por las autoridades para su cotejo y así evitar que se cuelen a esos grupos personas con antecedentes criminales o pertenecientes al crimen organizado.
La lección que dio ayer el gobernador a muchos tuvo que ver más con la sensibilidad social que con la pura política. Sabedor de que el origen de la violencia y de la criminalidad está en la pobreza, Aguirre se presentó a los de Xaltianguis como un aliado y un amigo. Ofreció obras y apoyos porque así lo exigen las condiciones de marginación que vive gran parte de la población del estado. Y al reconocer a su autodefensa, reconoció también la voz de las comunidades rurales, cuyas decisiones ligadas al bien común deben respetarse y apoyarse con hechos.
Las continuas torpezas del alcalde naranja de Acapulco duplican el trabajo del gobernador en ese municipio, pero Aguirre sigue siendo capaz de inspirar confianza y simpatía en la gente. De allí la eficacia de su intervención, pero ¿cuánto más puede continuar el desgaste político de Walton en Acapulco, hasta que empiece a afectar a la figura del gobernador…?
Correo electrónico: rendon59@gmail.com

Publicar un comentario

0 Comentarios